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viernes, 7 de agosto de 2015

JESÚS ANTONIO TAPIA JORGE, un ejemplo de liderazgo a seguir






Texto escrito por los alumnos del curso de Liderazgo de la UPC, Lima, Perú
Muñoz Corales, Ninuzka
Machaca Vargas, Melania
Bances Chuquiviguel, Wendy
Salcedo Solórzano, Ruth
Ruiz Vila, Naylin



Jesús Antonio Tapia Jorge nació el 18 de Octubre de 1973 en el distrito de San Juan de Miraflores, en el seno de una familia modesta pero a la vez muy luchadora. El padre de este personaje, con mucho esfuerzo, brindó la oportunidad de practicar la disciplina del karate a  cada uno de sus nueve hijos. Jesús entrenaba en lugares muy alejados del lugar donde vivía, por lo cual tenía viajar más de dos horas en bus para poder entrenar. Lo que motivaba a esta persona eran las ganas de asistir a sus entrenamientos y el disfrute que estos le proporcionaban.
A pesar de tener diversas actividades por cumplir, desde muy pequeño tuvo la responsabilidad de aprender a organizarse, en cuanto a sus actividades curriculares y el cumplimiento de ellas. Él guiado por sus ganas de perfeccionar sus técnicas de karate asistía al dojo (lugar de entrenamiento), siendo el menor de todos los discípulos. Cierto día, entró al área de entrenamiento y se percató que su sensei (profesor) estaba enfadado. Luego al terminar la rutina diaria de calentamiento con todos sus compañeros, el maestro indicó que entrenarían kumite, un combate controlado. Jesús por ser el más pequeño siempre tenía como compañero de entrenamiento a su profesor, de modo que  ese día peleó con él. Este encuentro se tornó inesperado, ya que el entrenador pasó de enseñar a golpearlo sin controlar a la totalidad sus ataques y lastimándolo gradualmente. Él no entendía el motivo por el cual su sensei estaba perdiendo el control, por lo que atinó a defenderse con las técnicas y combinaciones que había estado perfeccionando. Después unos minutos el karateca Tapia pide permiso para ir a los vestidores, pues tenía la sensación de esputar. Al estar frente al lavamanos, el estudiante expulsa lo que tenía en la boca notando que era sangre, extrañado de esto decide regresar a la zona del combate. Al ingresar nuevamente, el entrenador y el aprendiz  siguieron luchando, hasta que después de unos minutos el maestro decide detenerse. Al llegar al vestidor, Jesús notó que tenía moretones en el cuerpo y su karategui (ropa de entrenamiento) constaba con manchas de sangre. Él tuvo la opción de no asistir más a sus
clases de karate. Sin embargo, decidió seguir cumpliendo con los horarios de preparación, ya que entrenar era la única forma en la que su sueño se haría realidad.

El seguir practicando este arte marcial implicó muchas veces ir en contra de sus padres, pasar menos tiempo con sus amigos, amanecerse para cumplir con sus obligaciones. En oportunidades, sintió ganas de rendirse y vivir una vida sin preocupaciones pero luego de reflexionar, sabía que él tenía las habilidades necesarias para ser uno de los mejores karatecas. Por ello, Tapia Jorge aceptó el sacrificio y con este, el sueño de ser campeón mundial, pese al tiempo que implicara lograrlo. Estudió en la universidad Educación y en su etapa adulta logró los campeonatos mundiales sin ayuda de la Federación Peruana de Karate del Perú, sino costeándolos él mismo. Así lo hizo en el Campeonato Mundial realizado en Hungría, en donde ganó el primer puesto y se volvió campeón mundial en la categoría Kata Individual, a pesar de no contar con el apoyo de ninguna de las autoridades que rigen este deporte. Actualmente sigue formando karatecas líderes con el concepto de seguir tus objetivos sin importar el intervalo de tiempo empleado.

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